A Marian y Judit les han sobrado cariño y energías, porque estaban convencidas. Abandonaron la gran ciudad y tras mucho recorrer Galicia -la tierra de Marian- llegaron a una parcela de ocho mil generosos metros, discreta en Pontevedra, en el campo que envuelve a la villa de Cuntis, cuajada de árboles de buen porte, hasta bosquete de bambú, con una gran casa en piedra y hórreo. Y dieron a luz a esta Casa con encanto que no se sabe si es un gran jardín con alojamiento o viceversa, tal es el peso del espacio verde que nos rodea.
Casa A Pedreira resulta divina para llegarse con niños, y también para hacerlo en pareja, ventajas del espacio. Y es que la finca, en varios niveles, luce manto de césped, el citado bosquete de bambúes, la zona de la piscina o tres estanques que alimenta un manantial que brota en la parcela.
La casa es un privilegio en piedra, de habitaciones coquetas, muros que desafían al wi-fi, comedor a la antigua con dominio de las maderas en rojo oscuro y un salón-galería con ventanas luminosas que están deseando que cojas un libro en tu postura más mullida.